De las caderas para arriba, difícilmente podrías notar que Nathan Hrdlicka es una de las personas más particulares del mundo entero.
No obstante, son sus miembros inferiores los que lo hacen sobresalir del montón: este hombre de 34 años es una de las 25 personas que han nacido con deficiencia femoral focal proximal bilateral, una anomalía esquelética que compromete la cadera y produce el acortamiento o mal desarrollo del fémur u otras partes de la pierna.
No solo eso, Nathan es la única persona afectada por esta condición que se sepa que puede caminar. Durante toda su vida, este hombre ha tenido que lidiar con miradas inquisitivas, comentarios despectivos y mucho rechazo. Pero hay una persona que sí supo apreciarlo por lo que realmente es: su novia de 19 años, Chelsee.
En el caso de Nathan, los huesos de la rodilla están directamente conectados a los huesos de la cadera. “La verdad es que yo no nací para caminar, pero decidí hacerlo… y por eso tengo que pagar un precio muy alto”, comenta este oriundo de Minnesota, quien, literalmente, camina “con las puntas de los huesos”, lo que le produce un dolor muy intenso todos los días de su vida.
Nathan cuenta que difícilmente puede salir a la calle sin que alguien le arroje un comentario hiriente a su cara o que le hagan preguntas que, más que expresar genuina curiosidad, solo tienen como fin herir sus sentimientos. “Me llaman enano, por ejemplo, y eso es algo muy desagradable”.
Pero hay una persona que ve a Nathan con unos ojos muy diferentes, que lo ama, que lo comprende y que le brinda su apoyo incondicional todos los días. Se trata de Chelsee, una hermosa joven que Nathan conoció a través de una página de sanación en Facebook.
No obstante, cuenta Chelsee que, en un principio, ella sí pensó que la condición de Nathan sería un obstáculo en su relación: “Cuando nos conocimos, pensé que la diferencia de estatura podría llegar a ser un problema. Nos tomó cierto tiempo entender qué funcionaba para nosotros y qué no, pero, eventualmente, las cosas terminaron funcionando bastante bien“.
A pesar de las dudas iniciales, Chelsee asegura que aprendió a aceptarlo por quién es él, aunque esto conlleve a ciertas limitaciones en su relación.
“Solo hay 25 personas en el mundo que padecen la misma condición que yo. Supongo que eso me convierte en alguien bastante único”, bromea Nathan.
“Uno de los mayores retos a los que nos hemos enfrentado es que yo soy una persona sumamente activa, me gusta ir de excursión en el bosque y esto es algo que él no puede hacer. Esto es algo que quisiera compartir con mi mejor amigo, pero debo buscar a otras personas para que me acompañen“.
Contratiempos que, si bien los han obligado a ingeniárselas para llevar su relación adelante, también han sido la causa de una sólida y hermosa unión. “Chelsee me apoya emocionalmente como nunca nadie lo ha hecho. Cuando estoy enfermo, ella se asegura de hacer todo lo posible para que yo me sienta mejor. Bien sea hacerme sonreír o alcanzarme un vaso de agua fría”.
La pareja cuenta con orgullo que, cuando salen a la calle, pueden notar cómo la gente los observa, pero también cómo pueden notar a leguas que están enamorados.
Hace unos meses atrás, esta amorosa pareja decidió comenzar su vida de nuevo en New México, donde pretendían comenzar un negocio de joyería hecha en casa a partir de piedras de sanación. Lamentablemente, no todo salió como lo habían planeado y el amigo en el que confiaron para arrancar esta empresa tomó otro camino y los dejó solos en una ciudad que no conocían.
Por otro lado, Nathan dejó de recibir la mensualidad por discapacidad que le proporcionaba el estado y de la que habían estado viviendo últimamente. Definitivamente, han sido tiempos duros para Chelsee y Nathan, pero ambos confían en que su amor y las ganas de salir adelante juntos son los mejores motores para superar las adversidades.
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